lunes, 22 de febrero de 2010

Quizá lo que mas me atrajo a la hora de comenzar a realizar fotografía de aproximación era el poder reflejar la verdadera magnitud, a veces inquietante, "de lo diminuto", que debido a esa condición suele pasar inadvertido a nuestros ojos, un buen ejemplo es el interior de una flor, en esta caso una rosa, en la que podemos distinguir claramente el pistilo y un poco mas escondidos sus estambres, rodeado todo el conjunto, por los sinuosos y ondeantes pétalos de la flor.